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Paradiso-Paradoja: El paraíso dantesco según Virginia Huneeus y Mario Soro

Escultura, dibujo y video

Paradiso-Paradoja: El paraíso dantesco según Virginia Huneeus y Mario Soro

Publicado el 07/07/2009
Fotografía de puerta de acceso al Museo Nacional de Bellas Artes
Inspirada en la visión que Dante Alighieri ofrece del Paraíso en su obra "La Divina Comedia", la exposición comprende esculturas, dibujos y videos. Fruto de un trabajo en conjunto con el artista Mario Soro y la colaboración de Pablo Walker. En el Ala Norte del primer piso del MNBA, entre el 11 de agosto y el 4 de octubre.

La artista Virginia Huneeus Cox da a conocer su obra inspirada en el paraíso dantesco, continuando con la serie que exhibió el 2005 en el Museo Nacional de Bellas Artes, en la que presentó su propia visión del infierno descrito por Dante Alighieri en su obra La Divina Comedia. Motivada por los comentarios de los visitantes, esta vez trabajó en colaboración con los artistas Mario Soro y Pablo Walker S.J., con quienes ha investigado esta temática, intercambiando ideas y bocetos, desde 2006.

A diferencia de la representación de otros paraísos, este se manifiesta a través de un ejercicio de libre indagación en el misterio del paso hacia otra dimensión y del miedo a lo desconocido planteados a partir de la metáfora del viaje. "Paradiso-Paradoja se constituye en una reflexión sobre el sentido del arte, a través de un viaje sin retorno. En él las dimensiones escatológicas se aúnan con la génesis del espíritu y del cuerpo", explica Mario Soro.

"Hubiese querido mostrar un Paradiso gloriosamente luminoso, pero al entrar más en el tema, comprendí que esto no sería sincero, porque aunque he trabajado mucho el Infierno, el Paradiso intimida al plantear inquietantes preguntas sobre la vida, la muerte y sus misterios. Quizás esa misma inquietud es la que llevó a Dante a quedar temporalmente ciego mientras intentaba describirlo y al filósofo contemporáneo Philippe Sollers a escribir tres polémicos libros preguntándose sobre el Paradiso", aclara Virginia Huneeus, quien se interesó por la obra de Dante mientras vivía en Florencia, país a donde viajó exiliada y donde estudió psicología del arte (1974 -1978).

Es así como surgieron sus "musas", esculturas de dos y medio metros de altura, hechas con cuarzo, cemento y madera, que siguiendo la estética de sus tradicionales "cucos", estarán en una de las ambientaciones, acompañando el recorrido como si se tratara protectoras : "Como Beatriz acompañó a Dante a la entrada del Paradiso. Agrupadas como coro, las nueve musas abren sus bocas como anunciando algo", aclara la artista. Según Soro, esta figuras "abren la esperanza de la luz al final de este viaje doloroso; son ellas las que acogen y conducen a otra dimensión. Estas sacerdotisas-madres-amantes-hermanas revelan, transmiten una profunda convicción reflejada en sus rostros hieráticos e incólumes. Es precisamente, en esta parte del viaje, donde se articula la reflexión sobre el antes y el después desde el valor del presente".

La participación del artista y académico Mario Soro se aprecia en sus dibujos montados al inicio de la muestra. "Al entrar a la oscuridad del caos originario, nos encontramos con imágenes descarnadas de Mario Soro. Organismos pre-humanos, muñones, cuerpos aprisionados por grandes corchetes de hierro. Seres deformes o aún no formados", cuenta Huneeus.

En el recorrido, Huneeus también presenta sus característicos "cucos", los que aparecen después de una secuencia de imágenes que se asemejan a ecografías, como una metáfora del viaje realizado antes del nacimiento. Para la artista sus cucos son "rudas criaturas en las que se entremezclan la ferocidad con cierta inocencia y ocasional pizca de humor. Seres primitivos que más allá de toda explicación y control surgen inatajables de lo más profundo del inconsciente, encarnan los temores secretos que paralizan nuestro caminar".

También acompaña al montaje una video-instalación compuesta por tres pantallas superpuestas diseñadas por José Antonio Baranda, con imágenes creadas gracias a la asesoría del videista Alexis Moreno. En ellas confluyen "vida y muerte, luz y sombra, esperanza y temor. Entre redes nerviosas, tejidos neuronales, espacios turbulentos, reaparecen las musas cuyo hieratismo sin tiempo, contrasta y alterna con el aquí y ahora de rostros humanos recopilados por Pablo Walker, en la calle, en la cárcel, en centros comerciales o celebraciones populares. Rostros de jóvenes, viejos, vendedores, desaparecidos, pobladores, oficinistas, discapacitados.